Tardé tanto tiempo en encontrarte,
habría salido a buscarte mi vida,
por eso cada segundo es tan importante
y no me duelen ya las heridas.
Qué mezcla de orgullo y de miedo
ser el dedo que te toca,
el que te besa en la boca,
la vaina de tu cuchillo.
Cualquiera se cansa de milongas
y quiere querer y también ser querido,
confieso haber vivido, afuera del margen de lo permitido y de la moral.
Qué mezcla de orgullo y de miedo
ser el dedo que te toca,
el que te besa en la boca,
la vaina de tu cuchillo.
Que brille el sol en el cielo,
que brille el cielo en el río
y la luz en tu ventana adonde estamos dormidos.